09 de agosto de 1.913,
sábado.
La Reverenda Madre Cándida María de Jesús.
Hoy hace un año entregó su alma a Dios con la preciosa muerte de los
justos en el Colegio de las Hijas de Jesús en esta ciudad, su santa fundadora
reverenda madre Cándida María de Jesús.
Justo es que reconozcamos hoy y paguemos el debido tributo de amor y
agradecimiento a tan benéfica madre, trayendo a la memoria los múltiples
beneficios de que le somos deudores los salmantinos, a la vez que sumariamente
recordamos los hechos principales de su laboriosa peregrinación sobre la
tierra.
Nació en Andoain (Guipúzcoa), diócesis de Vitoria, el 31 de Mayo de
1.845 y fueron sus padres Juan Miguel y María Jesús, dignos de que sus virtudes
fueran largamente contadas por su hija, que aprendió de ellos especialmente su
devoción a Nuestra Señora y su espíritu de penitencia.
Fue bautizada el mismo día de su nacimiento y confirmada el 5 de
Noviembre de 1.848.
Inocentísima fue siempre la vida de Juana Josefa Cipitria, como se
llamaba en el siglo. La sencillez, la naturalidad, el candor y un amor grande y
generoso hacia su Dios y María en el misterio de su Inmaculada Concepción,
formaban su distintivo, con el que arrastraba de un modo especial a las
criaturas al conocimiento y amor de ambos.
En su Providencia la destinaba el Señor para muy varoniles hazañas, y
así como en lo natural la dio entendimiento y carácter más de hombre que de
mujer, así en lo sobrenatural la formó con educación dura y sólida.
Sus devociones y sus ideas de ascética y de mística llevan este sello
de solidez varonil. Las prácticas piadosas de sus devocionarios están llenas de
teología.
La Eucaristía ha sido y será siempre el centro de la vida del alma y
la que tales muestras dio de actividad y robustez de espíritu, no pudo menos de
sentir hambre de la comunión.
No había sacrificios que no arrostrara gustosa por no privarse de
ella. En sus viajes se quedaba en ayunas hasta muy entrado el día por no
perderla, creciéndose ante las dificultades que se le presentaran para
conseguirla.
En el trance angustioso de quien como esta joven sentía impulsos
irresistibles de abandonarlo todo para servir a Dios, sin que por otra parte
viera abrírsele horizonte alguno favorable a sus deseos, le dio el Señor en el
padre Miguel San José Herranz, de la Compañía de Jesús, un consejero
acertadísimo, que supo conducirla hasta descubrir los designios del cielo sobre
su porvenir, dándola aliento para esperar con paciencia.
A los veintiséis años fundó, con la bendición de Pío IX, en el
edificio que hoy ocupa el colegio de San Ambrosio, en Salamanca, la primera
casa de la Congregación. Los comienzos de esta fundación coincidieron con la
revolución que se había desencadenado en nuestra Patria.
Procuró formar a sus religiosas en aquella solidez de virtud y santa severidad
que consigo tenía, y echó su espíritu en aquel convento, hondas raíces, que
todavía duran. Las grandes ideas que contemplaba, las luchas en que se agitaba
su espíritu y las desgracias de la Iglesia y de la Patria, que pesaban sobre su
alma delicada y grande daban esa seriedad a sus ojos de mirar profundo.
Fue protegida en esta empresa por la serenísima infanta Isabel y por
los excelentísimos señores obispos Llunch y Garriga, Izquierdo, cardenal
Almaraz, P. Cámara, Barberá, y en general por todos los demás obispos en cuyas
diócesis fundó algún colegio, siendo de notar entre ellos el excelentísimo
señor don José Cadena Eleta, obispo de Vitoria y electo arzobispo de Burgos que
a sus expensas ha edificado un bonito colegio en Pitillas (Navarra), su pueblo
natal, entregándolo a la dirección de estas religiosas y los excelentísimos
marqueses de Castellanos, que donaron el convento de los Mostenses para
noviciado y lo están enriqueciendo con una linda capilla.
El Gobierno aprobó el instituto el 27 de Agosto de 1.899, y la Santa
Sede el 3 de Diciembre de 1.912, día de San Francisco Javier.
Dejó fundadas a su fallecimiento once casas con dos noviciados en
España y en América tres.
En los colegios se da la enseñanza de párvulos, elemental y superior.
Además hay academia para señoritas que siguen la carrera del magisterio en sus
dos grados elemental y superior, y clases especiales de música, francés, dibujo
y pintura, cortes de prendas, flores, etcétera.
En todos los colegios se fundan escuelas dominicales y una clase
gratuita para los niños pobres.
A nosotros, por hoy nos corresponde, después de haber orado como
cristianos, recoger las alabanzas dirigidas a esta insigne bienhechora de la
sociedad y dejar consignados hechos y fechas imborrables que constituirán una
página de honor para el pueblo de Salamanca.
El Salmantino
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