26 de agosto
de 2.017
¿Dónde se
reunían los dirigentes y el concejo
de Pitillas antes de la
construcción de la Casa de la villa o del Ayuntamiento?
Los lugares
que aparecen a lo largo del tiempo son diversos: en 1.398 se concentran en la puerta del cementerio de la iglesia de
San Pedro, en 1.535 los encontramos en las puertas de la citada iglesia, en
1.544 en la plaza, cerca de la casa de Miguel Aldeco, en 1.552 junto a la casa
de Miguel de Aldabe, en 1.577 en la cambra de la Cofradía y ya en los siglos
XVII y XVIII se señalan como lugares de reunión la cambra del Ayuntamiento, la
Sala de su Ayuntamiento o el “lugar acostumbrado”. Estas últimas formas de
nombrar el lugar de celebración, como así parece indicarlo, no hacen referencia a un edificio propio,
sino a “la Sala de la Cofradía de San Pedro en que se junta la villa y concejo
por no tener la villa Casa, ni Sala propia”, según se expresa en 1.783.
Esta casa
parece ser un edificio que en 1.866, cuando la desamortización, se señala en
los documentos, situada en la calle San Bartolomé número 2 y de unos 115 metros
cuadrados, que afronta, por derecha, entrando, a otra de herederos de Ramón
Goñi, izquierda a dicha calle y espalda a casa de Mariano Marco y a corral de
Francisco Esparza. Pertenecía a la Cofradía de San Pedro y era conocida como la
Casa Hospital.
El
primer intento de construcción de la Casa de Ayuntamiento se da en 1.767 y para
ello se manda a Manuel de Espinosa, maestro de obras, vecino de Olite, hacer un
diseño de la Casa con su planta y perfil que además albergue la Cárcel,
Carnicería y habitación para el cortador. En su exposición aparecen once
capítulas donde desarrolla todo su proyecto con un coste de 11.460 reales. Esta
tentativa quedó en suspenso, pero dejó las bases del lugar donde debería ejecutarse
y trabajos previos a realizar, “en un vago propio de la villa, frente a la casa
de don Ramón de Goñi, y antes de empezar se ha de hacer una excavación en lo
más inmediato a la calle y a la parte del poniente, que tenga de largo 43 pies
(unos 26 cm cada pie), de ancho 23 y de hondo un tercio más que la calle por la
parte más baja, dejándolo todo bien anivelado”.
Es
en mayo de 1.787 cuando el procurador de Pitillas, haciendo su petición al Real
Consejo en base a no poseer la villa Casa de Ayuntamiento, ni cárcel ni oficina
de carnicería y hallarse desempeñada, sin deber crédito alguno y tener en su
arca de tres llaves 6.290 reales y 7 maravedíes y un terreno de su propiedad,
ha determinado utilizarlos en su construcción y para ello pide permiso.
Este
segundo intento y definitivo de construcción de la Casa Consistorial tuvo lugar
el año 1.788 bajo el condicionado de Vicente Arizu, maestro de obras, vecino de
Tafalla. Éste expuso su proyecto de construcción de Casa, Cárcel y Carnicería
en 21 capítulas con un coste de 13.580 reales usuales de a 36 maravedíes. Por
el diseño, Arizu cobró 166 reales. Entre sus características destacan que las cuatro esquinas de la Casa han de ser de sillería, estos sillares
han de tener de largo 3’50 pies y un pie, donde menos, de grueso, y lo mismo
todos los tranqueros de todas las puertas y ventanas; y que todas las maderas
que ha de tener el cubierto y los pasos de la Sala principal, han de ser de
pino de Aragón, de buen cuerpo y calidad. El edificio tiene tres cuerpos de ventanas
simétricamente distribuidos y en la planta baja triple arcada de arcos
rebajados sobre pilares.
Vicente Arizu, su autor,
fue un importante tracista de edificios, tanto civiles como religiosos. Nacido
en Pamplona hacia 1.726, se traslada a Tafalla a mediados de los cincuenta,
donde fija su residencia y desde donde desarrolla toda su actividad
arquitectónica en la zona, otorgando testamento en 1.790. Sus obras más
destacadas: el trazado de la casa palacio del indiano, descendiente de
Murillete, Juan Francisco Navarro Tafalla, situado en la calle Zapatería de
Pamplona, número 50, hoy sede del Partido Nacionalista Vasco; constructor de la
casa principal del marqués de Feria en Tafalla; dibujó un completo y detallado
plano del Palacio Real de Tafalla e hizo diseños para las fachadas del
Ayuntamiento de Pamplona y para la Catedral, aunque ninguno se plasmó en
realidad; realizó las trazas de ampliación de los archivos reales de Pamplona,
de la parroquia de Enériz, de la nueva torre de San Pedro de Artajona, de las
bóvedas y torre de la iglesia de Sartaguda y de la remodelación y ampliación de
San Pedro de Mendigorría. Pero no solo quedó ahí su obra: Escribió un
manuscrito para uso personal donde pone de manifiesto su bagaje arquitectónico.
Su espíritu viajero lo llevó a realizar dos viajes que le ayudaron a complementar su
formación, uno a Zaragoza en 1.757 y otro a Madrid en 1.760, en los cuales
analizó y tomó apuntes de los edificios que contemplaba a su paso, mostrando su
predilección por la arquitectura barroca clasicista, heredera de los postulados
herrerianos.
En
marzo de 1.788 se remataron las obras en pública subasta a favor de Nicolás de
Bera, vecino de Zubieta, por un monto de 12.938 reales (con 10 reales se
compraban 22 kilos de trigo, 2 reales el jornal diario, 40 reales el valor de
1.000 ladrillos o tejas) pagaderos en tres plazos y tercios iguales, como es 4.312 reales y 24 maravedíes, de presente, para preparar
materiales para la obra; otra tanta cantidad para cuando tuviere hecha la mitad
de la obra, y lo restante para fin y pago, concluida que sea aquella, vista y
entregada por maestros de una y otra parte que se nombrarán. Habría de terminarla en
un plazo de dos años y medio, que se contarían desde
el día 30 de marzo en que se hizo el remate frente a otros tres licitadores más.
A la
par, en abril de 1.791,
Bernardino de Les, maestro de obras, vecino de Olite, declara el modo de
rebajar y poner en forma la plaza que
está frente a la casa del ayuntamiento que se está construyendo, debido a que
su pavimento se halla más alto que el del nuevo edificio. Ese acondicionado de
la plaza tendrá un coste de 670 reales.
A
primeros de octubre de 1.791 se notifica a Pascual Oneca, alcalde, y Pedro
Matías Sagardoy, concejal, que las obras están concluidas. Tras el examen de
ellas por dos maestros, uno de cada parte, estos expresan que hay algún defecto leve que tasan en
309’5 reales, que descontados de los 873 reales y 30 maravedíes que importan
las mejoras, dan 564 reales y 12 maravedíes a favor del constructor Bera.
Finalmente, en enero de 1.792 se declara el modo de
rebajar el terreno que mira a la iglesia para que queden las calles de Oriente
y Norte con la suavidad que se requiere
para transitar por ellas con mayor comodidad y poder subir a la iglesia con
menos trabajo y fatiga, pues son las más principales para asistir a ella,
saneando de ese modo también el nuevo edificio de Ayuntamiento, que quedaba más
bajo que las calles. De esta manera quedaba hermoseada la zona central del
pueblo.