San Miguel de Aralar con nosotros.
Serían las siete de la tarde del jueves cuando en presencia de todo el vecindario, los niños con sus maestros enarbolando sus banderitas y las milicias de requetés y falangistas con sus secciones femeninas, pelayos y balillas y autoridades todas con sus banderas y estandartes, el Ángel de Aralar, Arcángel San Miguel, rendía su adoración con el beso de ritual a la cruz Parroquial, quedando ésta al mismo tiempo santificada al contacto de la Reliquia de la Vera Cruz que el Ángel mantiene enhiesta con sus brazos. A los acordes de una banda generosamente constituida para realzar estos actos religiosos y los cánticos clásicos de San Miguel, que todo el pueblo coreaba con el mayor fervor, se organizó la procesión por todo el pueblo, visitando de paso a los enfermos y el Colegio de las Hijas de Jesús, hasta llegar triunfalmente a la iglesia parroquial. Rezado el Santo Rosario, el señor párroco, con acentos de simpatía y regocijo dio la bienvenida a San Miguel y nos lo presentó como el defensor de los derechos de Dios en el Cielo y en la tierra y como protector especialmente de Navarra, dando fin al acto con la adoración, mientras el pueblo, acompañado al órgano, daba rienda suelta a su entusiasmo con las notas varoniles de “¿Quién como Dios?”.
El viernes, de madrugada, las huestes de don José, por cierto muy numerosas a pesar de que los auroros auténticos se encuentran en los frentes, nos invitaban con una bien sentida aurora “a orar reverentes a San Miguel” y en efecto en la Misa de alba la iglesia estaba ya ocupada plenamente por los fieles. A las siete tuvo lugar la Misa solemne en la que oficio el señor capellán de Aralar don Cristóbal Garciarena, ayudándole los señores párroco y capellán del pueblo y a continuación se organizó la despedida procesionalmente cantando todos con el mayor entusiasmo y acompañados de la música el “Adiós Miguel Arcángel” hasta las afueras de la Villa, de donde después de bendecir el término, partió veloz en dirección a Olite, dejando nuestros corazones prendados de simpatía, confiados en su protección y deseosos de que su visita se repita en años posteriores. Vueltos a la iglesia y ordenadas las milicias todas en el atrio se terminó el acto con unos vivas, desfilando a continuación muy lucidamente ante las autoridades que ocupaban el balcón del Ayuntamiento. ¡Satisfechos pudieron quedar los organizadores de la fiesta!
Los voluntarios.
Disfrutan con sus familias unos días de licencia algunos de los voluntarios venidos de diversos frentes.
Siguen reponiéndose de las heridas sufridas por la Religión y la Patria nuestros amigos Angelito Balda, Elías Leciñena, Justo Amillano, Joaquín Elduayen, estos dos últimos por enfermos.
Trasladados del hospital de Lecároz han llegado hasta el de Tafalla nuestros amigos Julián Bravo y Eugenio Garde, que afortunadamente siguen mejorando.
Arreglo de la ermita de Santa Ana.
Encargada de llevar a efecto el arreglo de la ermita de Santa Ana ha quedado nombrada una comisión formada por doña Beatriz Sagardoy, doña Rufina Marticorena y doña Eustaquia Fadrique, las cuales van llevando ya a efecto su cometido.
Reconquista de Toledo.
Al recibirse la noticia de la reconquista de Toledo se manifestó el fervor patriótico de esta villa, con cohetes, repique de campanas y música que despertaron al pueblo echándose todos a la calle, recorriendo la manifestación todo el pueblo terminando con un discurso pronunciado desde el balcón del Ayuntamiento.
Ejército femenino.
El ejército femenino de retaguardia formado por todas las mujeres y jóvenes del pueblo continúan con el mayor entusiasmo su labor para proporcionar abrigo a nuestros heróicos voluntarios.
El Corresponsal, Pitillas 28-IX-1.936
El Pensamiento navarro. Nº 12.042