DEL PALACIO DEL MARQUÉS DE
CORTES A “CASA ISIDRO”
Carlos III el Noble, en el año 1.424, ante el compromiso de
matrimonio de su sobrino bastardo,
Felipe de Navarra, con Joana de Peralta, le dota con 3.500 florines de oro del
cuño de Aragón para que pueda mantener más honestamente su estado y condición.
Como en el aquel momento el rey no tenía dinero contante y sonante, le da a
cambio toda
las pechas y tributos en trigo, cebada y dineros de los lugares de Murillo el
Fruto, Santacara y Pitillas, para que los disfruten él y sus descendientes
hasta que los florines ofrecidos le sean pagados. Pero no es hasta 1.450, cuando Joana de Peralta, ya
viuda, comienza a recibir las pechas
concedidas, porque el Príncipe de Viana las había retenido.
Es
a finales de siglo, cuando el entonces beneficiario de las pechas, el mariscal
don Pedro de Navarra, buscará un
edificio lo suficientemente lujoso y adecuado para poder guardar y gestionar el
grano que recibe. Por fin encuentra en Pitillas la vivienda aparente.
El
22 de octubre de 1.497 se redacta la escritura de permuta entre don Pedro de
Navarra y don Juan de Egüés, prior de la orden y hospitalidad de Roncesvalles,
señor de los palacios de Egüés y Pitillas. El prior le da al marqués el palacio
de Pitillas, con su corral y pajar, y
con todos los casales, vedados, huertos, eras, piezas y viñas; a cambio, recibe
del marqués la pecha anual de 15 cahíces de trigo (1.320 kilos) contra los
vecinos y concejo de Lizarraga (Valle de Unciti).
Cuando en la escritura se delimita el palacio con su corral y
pajar señala que “afronta de una parte, con la iglesia o basílica de San
Bartolomeo de dicho lugar, de la otra con casa de Jaime de Pitillas, vecino de
dicho lugar, de la otra parte con calle pública y de la otra parte con plaza
pública”. Añade que hay una era detrás del corral del palacio.
En 1.526 mandó el marqués hacer los cimientos y tapias para
cerrar los corrales, pues estaban derruidos y los puso todos juntos y cerrados;
también se trajeron varias cubas para la bodega.
En noviembre de 1.539 comenzaron nuevas obras en el palacio;
continuaron en 1.542 con un gasto de 260 ducados (en el acopio de materiales se
habla de 40.372 ladrillos, 2.600 tejas, 770 cahíces de yeso, 1.977 samantas de
leña para quemar el yeso, 2.700 clavos de varias medidas, además de otros
materiales); en 1.543 un contrato con Zabal, maestro de obras de Tudela, con un
gasto de 150 ducados, y otro de 376 ducados y ya en 1.544, con el mismo Zabal,
otro contrato para acabarla, con un costo de 50 ducados.
Uno de los que ejercieron el oficio de casero, fue Andrés de
Labrit, desde 1.560 y por un período de veinte años, con un sueldo anual de 25 ducados. La causa de su
nombramiento es que Catalina de Zabalza, su esposa, crió a sus pechos a doña Ana de Navarra, nacida en Pitillas, según un testigo. La madre de Ana, Jerónima de
Navarra, marquesa, nos dejó su impronta, pues durante su estancia en Pitillas
se erigió el crucero calvario, en 1.568. Este fue uno de los cortos períodos en
que vivieron en Pitillas los marqueses.
En febrero de 1.612 unos
canteros, al valorar la piedra que compone la casa y palacio, señalan que tiene
una pared de piedra con sus almenas que rodea la entrada principal del Palacio,
en la parte sur; parece ser que esto es lo que más tarde llaman fortín. Dentro
del zaguán y patio, el Palacio tiene 10 columnas de piedra bien labradas (hoy
aún existen formando la estructura de la casa), un poco de piedra bien labrada
en el patín, tres escaleras de piedra, dos para bajar a las bodegas y una para
subir a unos aposentos y toda la losadera de piedra que lleva el zaguán y patín;
etc.
El período de mayor
presencia documental de los marqueses de Cortes en Pitillas sucede en el cambio
de siglo. Se reflejan las defunciones en el pueblo, de un Miguel de Navarra y
Mauleón en 1.599, de Leonor Navarra y Mauleón en 1.611 y de otro Miguel de
Mauleón Navarra en 1.614. Finalmente señalar que los contratos matrimoniales entre don Fausto de Lodosa y Ximénez, señor de
Sarría, y doña Jerónima, hija de don Miguel de Navarra y Mauleón, marqués de
Cortes, y de doña María de Goñi, ya difunta, se redactaron en la villa de
Pitillas, en su casa y palacio.
Incluso consiguió el marqués que se le reconociese como
vecino, con el fin de poder aprovecharse de los beneficios de los términos
comunes (pastos y leña), pero con la condición de que residiese en el palacio,
circunstancia que no prolongó por mucho tiempo.
Pero es en 1.606 cuando
el marqués de Cortes manda hacer una capilla en la parte del evangelio de la
iglesia de San Pedro, actual sacristía, que posteriormente la dota de altar en
honor a San Juan Bautista, asientos y sepulcro privativo, donde se supone están enterrados algunos de los familiares
nombrados anteriormente, y según costumbre, lleva todos los años cera y
oblación de dos robos de trigo los días de Todos los Santos y Ánimas.
En 1.650
se revisan las obras que en el palacio ha realizado Juan Lecumberri, oficial
fustero, vecino de Olite. Obras en suelo, bóvedas, puertas y ventanas; como son
en concreto la puerta de la caballeriza, ventana en la sala grande, “donde
crían y habitan fuynas (garduñas), pues se han visto y cogido una con un lazo”,
escalera que se dice La Beata, aposento que cae al oratorio, aposento que hace
de cocina, la letrina, etc.
Nuevamente en 1.680 se
destina otra partida importante para el arreglo del palacio que se dice está
muy derruido y con señales de caerse en tierra, siendo muy necesario para
recoger los frutos que el marqués percibe en la zona. Particularmente se habla
de una torre, la que está al lado de la entrada principal.
En 1.702 al hacer el
inventario general de las posesiones del marqués se habla del Palacio con dos
escudos de armas sobre la puerta y frontispicio de él, dos corrales grandes y
tres pajares contiguos, pegantes todos al Palacio. Caro Baroja anota el palacio
de Pitillas entre los existentes en 1799. El escudo era burelado de plata
(cinco bandas horizontales) y azur (otras cinco bandas), según Juan José
Martinena Ruiz.
Se vuelve a reflejar
nuevas obras en el año 1.704 y en 1.719 teniendo como destino principal retejar
los tejados, principalmente el que cae encima del laco para prensar las uvas,
el levantar una chimenea y otras obras en el patio y una de las caballerizas.
En 1.806 Gabriel Lucus
pretende fabricar una casa con caballeriza y corrales y para ello, tras las
formalidades exigidas, compra un terreno al Ayuntamiento en el Raso. Cuando
comienza a abrir los cimientos, el duque de Granada pide su paralización, primero
indicando que el terreno vendido es de su propiedad y después señalando le
causa perjuicio a su palacio, fortín o
reducto con sus troneras para
cañones y mosquetes y soleador, ya
que entre la esquina del fortín y la pared de la casa de Lucus solamente hay
seis pasos, por lo que le ofende gravemente las vistas, la ventilación,
comodidad y ensanche para las entradas, salidas y demás usos que habitualmente
disfruta. Lucus pasa a la ofensiva señalando es terreno municipal pues sirve de
paso a Murillete y a los campos, es utilizado como eras, sirve para la
diversión de la pelota y que en dicho terreno existen las Cruces. La sentencia
fue favorable a Lucus, pero para entonces había dado principio la entrada de
tropas francesas, por lo que la solución definitiva y su construcción quedó
para después de la Guerra de la Independencia. Este edificio es conocido por
“Casa Iriarte” y hoy casa rural “La Casona”.
Hacia 1.850 el palacio
estaba identificado con el número 26 de la calle El Sol. Desde el año 1.861
comienza a ser habitado por varias familias, viven en él unas siete u ocho, con
un total de unos veinticinco vecinos.
A fines de enero de 1880 se desprendió el revestimiento de
ladrillo en la fachada norte, en una superficie de 90 a 100 metros. Se trabajó
sobre ella con poca precaución, abriendo huecos sin formar arcos ni recibir la
protección de marcos. Fue la antesala de la tragedia.
Hacia las cuatro de la
tarde del día 15 de marzo del mismo año se produce el hundimiento de la fachada
norte resultando desgracias personales y pérdidas de ropas y muebles de varios
inquilinos.
Bajo los escombros
pereció Esteban Bueno, el cual se encontraba en la casa por efecto de varias
lesiones ocasionadas con arma blanca por su convecino y pariente Blas Bravo; a
la madre del desgraciado, María Echalecu, que estaba en su compañía, la sacaron
en muy mal estado y fue trasladada al Hospital; al vecino Leocadio Elduayen le
cogió en la bodega, que en unión de sus dos hijos, Teodoro y María estaba
arreglando un poco de vino y de repente le cayó toda la mole encima; los niños
salieron milagrosamente por entre los huecos de unos maderos, pero se veía gran
dificultad en poder salvar al padre, pues resultó envuelto más de medio cuerpo
y no se podía desescombrar, pues amenazaba el edificio ya que había quedado
colgando y estaban expuestos a lamentar más desgracias; todo el pueblo hizo lo
que pudo, pero especialmente su hermano José Elduayen y un hijo de éste llamado
Matías Elduayen que trabajaron con el celo propio solo de hermanos, y a las
ocho de la noche sacaban al infeliz envuelto en grandes dolores.
El hecho fue puesto
inmediatamente en conocimiento del Gobernador civil. A petición del propio
Ayuntamiento, el arquitecto provincial, Florencio Ansoleaga, se presentó la
tarde del 18 a reconocer el resto del palacio.
El informe pericial señalaba que el edificio constaba de bodega,
entresuelo, piso principal y segundo, sumando una altura aproximada de 10
metros en la fachada afectada. Las paredes están formadas con tapiales de 70
centímetros de espesor con un revestimiento exterior de pared de medio
ladrillo, sin más enlaces entre ellos que su terminación, consistente en una
gran cornisamiento formado también con ladrillo. En el centro del edificio hay
un patio con galería cubierta en la planta baja, formada con pilares de
sillería que sostienen los puentes sobre los que se apoyan los maderos de
suelo, que apenas tiene una entra de siete centímetros a media madera, habiendo
algunos que se han salido de los puentes casi por completo.
El estado en que ha quedado el edificio por la parte norte,
hace indispensable que se tomen precauciones, prohibiendo la circulación por
las inmediaciones, mientras se proceda a la demolición del edificio, que la
considera inevitable.
Meses más tarde se da la noticia por el Eco de Navarra de que
ya había sido demolido por su estado ruinoso el palacio del duque de Granada,
en cuyo portal, señala, existía un escudo de piedra que data del siglo XIII o
XIV y que se gestiona su entrega como joya artística a la Comisión de
Monumentos de Navarra.
En enero de 1887 se anuncia la subasta de todo el terreno que
ocupaba el palacio de Pitillas, de su principal y demás dependencias, así como
el terreno denominado el Rosal, con todos los materiales que existen en las
paredes y cimientos de sillería, mampostería y ladrillo del mencionado
edificio. También se comprenden en la venta las maderas, teja y demás
materiales que hay en cuatro pajares que dentro del terreno de circunvalación
existen. No se admitirá postura que bajen de 5.000 pesetas.
Llegado el día, 16 de enero, se reunieron en una de las salas
del palacio del duque de Granada de Ega, en Traibuenas, José Mª Arilla Yanguas,
administrador del duque, y Jorge Pascual
Sesma, Braulio Maestrojuán Pérez, Justo Oneca Arizpeleta, Zoilo Sagardoy Oneca,
Isidro Martínez Sagardoy y Francisco Tanco Pérez, vecinos los dos primeros de
Traibuenas y los demás de Pitillas, para proceder a la venta en pública subasta
del palacio y sus terrenos adyacentes. Se encendió candela y fue admitida la
postura de 5.000 pesetas, que era la base, por Jorge Pascual y nadie la mejoró,
quedando adjudicado en él. Transcurridos los seis días sin la mejora de la
sexta parte, se consideró el remate definitivo.
En realidad Jorge Pascual Sesma era un hombre de paja puesto
por Isidro Martínez Sagardoy y el día 23 del mismo mes le cede el derecho y se
redacta la escritura de venta.
Consta
de un Palacio y pajares. Tiene el palacio 549 metros cuadrados al cubierto y
108 metros cuadrados al descubierto; constaba de dos pisos y la planta baja;
los pajares al cubierto tienen una
extensión superficial de 143 metros cuadrados.
Es también objeto de venta el espacio que hay
descubierto a la parte del este, que se halla cercado por 3 lados, y de su
medición, han resultado 493 metros cuadrados. Igualmente se comprende en esta
venta el terreno que debió ser huerto o jardín, que hoy se conoce con el nombre
del Rosal, que mide 1.528 metros cuadrados; viniendo a componer la totalidad
del terreno y solar del palacio, según
el dictamen pericial unos 2.800 metros cuadrados.
Realizada
la adquisición, Isidro Martínez comienza la reedificación de la casa, que es la
que en la actualidad vive Isidro Martínez, del mismo nombre que el comprador.
Para ello utiliza los espacios y elementos servibles que habían quedado del
antiguo palacio y el material aprovechable del derribo, destacando su entrada y
escaleras. En su fachada principal aparecen dos placas, situadas a ambos lados
de la puerta, probablemente colocadas al revés, que recuerdan el origen
primitivo del palacio, de carácter religioso, pues como se dijo pertenecía a
Roncesvalles.
Según mi
compañero Luis Azcona, la letra es gótica capital (mayúsculas) y el idioma
Latín vulgar, tanto en su grafía como en su gramática. Correspondería al siglo
XIV. Su transcripción y traducción posible sería esta:
VIAS TVAS
DOMINE
DEMOSTRA
MICHI
Tus
caminos, oh Señor,
me muestran
ET
SEMITAS TVAS
BEDOCE
MEE
y tus
dictados
bien
me enseñan
A comienzos de 1.916, acordado por el Ayuntamiento de Pitillas la construcción de escuelas municipales y la necesidad para ello de la compra de un solar, entablaron gestiones con Florentina Pérez Cherrail, viuda de Isidro Martínez, para la compra de un trozo del jardín, anejo a la casa palacio, habiendo convenido con dicha señora el separar de la expresada finca la porción de unos 500 metros cuadrados, incluido un pozo, los situados más al norte, con el fin levantar las actuales escuelas y casas de los maestros, derribadas éstas poco antes de la guerra.
De modo que el antiguo palacio y sus terrenos han quedado convertidos
en la actualidad en la casa de Isidro Martínez de Azagra, casa de Pachi Esparza
y Colegio Público.