domingo, 4 de septiembre de 2011

FIESTAS DE PITILLAS


04 de septiembre de 1.936, viernes.


De Pitillas

A nuestros voluntarios
Día memorable el de San Ramón del año mil novecientos treinta y seis. No alegraron vuestros cánticos ni los instrumentos musicales la noche de San Ramón nuestras calles y plazas; no oíanse pasos y voces quedas de las gentes que se preparaban para la Fiesta (así con mayúsculas) del día siguiente, después de haber pasado la inmensa mayoría por el santo tribunal de la Penitencia, respondiendo a la fervorosa invitación de nuestro querido párroco, más querido aun por el dolor que sufre ante la pérdida de su santa madre, en cuyo dolor bien sabe cuánto le acompañamos.
Al rayar el alba, fuertes detonaciones, la campanilla y una melodía de un coro mixto, acompañado por un quinteto, bajo la batuta del intendente don José Echeverría, saludando a la Estrella de la mañana, nos anunciaban la fiesta de San Ramón, que este año tomaba carácter de desagravio y de súplica; la ausencia de nuestros jóvenes, que como anunciaron  cantarían la aurora por los altos de [...] de voces argentinas, a cuya intención no había más remedio que responder.
En la primera misa fueron ya innumerables las comuniones que se distribuyeron; pero lo grande fue la comunión general en la misa de siete; gracias a la previsión de nuestro párroco pudo hacerse bien, distribuyendo tres sacerdotes el Pan Eucarístico mientras el coro de jóvenes desgranaba fervorosos cánticos; para dar las gracias, nuestro párroco nos hizo unas reflexiones prácticas, terminando con la estación y el Himno de los Adoradores. Nunca habíamos visto una comunión de tantos hombres juntos, y enfrente de todos ellos, en corporación y ocupando un lugar preferente, nuestro dignísimo Ayuntamiento y Juez municipal.
A las diez se celebró Misa solemne, celebrando nuestro párroco, ayudado de diácono y subdiácono por don Manuel Armendáriz y don José Echeverría, capellanes de Beire y Pitillas, respectivamente; los coros cantaron la misa papal de Pío X y al Ofertorio el Laudamus Dominum, intercalando a gran coro popular, el Christus vincit; ocupó la sagrada cátedra el ilustre hijo de Pitillas  R. P. Julián Sagardoy, O. S. A. que con fervor y entusiasmo, combinó admirablemente las presentes circunstancias con el panegírico de San Ramón, terminando con unas encendidas súplicas, entre otras, una para nuestros voluntarios que luchan en defensa de nuestra Religión.
Próximamente a las cinco y media de la tarde, hora de la gran procesión, fueron llegando en perfecta formación los grupos diversos de balillas falangistas masculinos y femeninos, Pelayos, y Requetés, estos últimos al toque de corneta esperaban también la salida de la procesión; los niños y niñas de las Escuelas Nacionales con banderitas, portando tres de ellos los Crucifijos de las Escuelas, [....] con una lazada de los colores roja y gualda, sostenida en sus extremos por dos niñas y al frente de ellos y representando a sus compañeros maestros don Francisco Abete y don Vicente Oíza, que luchan en el frente, la maestra señorita Carmen Hernández.
Tras unas letrillas de invitación, comenzó el desfile de la procesión del Santo Rosario, figurando en ella, además de las diversas banderas y estandartes las imágenes de San Ramón, la Inmaculada y el Sagrado Corazón de Jesús; abrían marcha y escoltaban las imágenes individuos uniformados y armados de Requeté y Falange, cerrando la procesión las autoridades del pueblo con la bandera municipal; al anunciar los misterios del Rosario, el coro era acompañado por el quinteto, que en los intermedios ejecutada un marcha.
La procesión hizo dos paradas para dar lugar a dos actos emocionantes: uno frente al grupo escolar, nuestro dignísimo alcalde don Pablo Sada, con palabras encendidas de fervor religioso patriótico, hizo ver a los niños la significación del acto que iban a realizar, la reposición solemne de los Crucifijos. El Sr. Párroco felicitó a los niños por esta dicha tan grande para ellos y sus maestros, teniendo un recuerdo para los maestros ausentes y diciendo, que este tan grande beneficio y otros muchos que ya experimentamos, son como albores de un sol hermoso que no tardará en iluminar todo el suelo de nuestra Patria España; una niña y la señorita maestra dieron la bienvenida, con acentos entrecortados por la emoción, y, besando la sagrada Imagen, los niños acompañados de las autoridades se dirigieron al interior de sus escuelas, mientras los mayores cantaban: “En tanto un español quede en España”.
El otro acto, no menos emocionante, tuvo lugar en la plaza, frente a la casa de la Villa, con objeto de renovar la consagración del pueblo al Sagrado Corazón de Jesús, y volver su Imagen a su trono, del que había sido separada, tan solo hacía unos meses por una comisión gestora de tristes recuerdos, a quienes el buen Jesús haya perdonado. Unas palabras de nuestro párroco, y en medio del mayor fervor la lectura de la Consagración por el Sr. Alcalde, unos encendidos vivas y el Ayuntamiento en pleno sube con la Imagen del Divino Jesús escoltada por las fuerzas y hachas encendidas y el pueblo cantó con la virilidad propia de Navarra: “Firme la voz, serena la mirada” y entra en la iglesia, Salve popular, estación al Santísimo expuesto, cantando Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat, bendición y reserva, saliendo, mientras el coro canta “Comience ya el reinado de Tu Divino Amor ...”
Fervor, emoción, entusiasmo es el carácter que ha revestido en este año la fiesta de San Ramón.
El Corresponsal.
Pitillas, 1º de Septiembre de 1.936

El Pensamiento navarro. Nº 12.020

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