domingo, 1 de mayo de 2011

UN DEVOTO PITILLÉS DE MARÍA


1 de mayo de 1.886, sábado.

Al milenario, Navarros.
¡Viva la Virgen de Ujué! ¡Viva el pueblo de María!
Dos fechas separadas por diez siglos se dan hoy la mano salvando una larga distancia histórica para conmemorar el hallazgo de la imagen que con tan acendrada devoción como patriotismo venera el pueblo navarro en la escarpada y típica montaña de Ujué. Este acontecimiento exige de los que nos cabe la dicha de presenciarlo, que lo celebremos con pompa, dándole la importancia que merece, dejándolo grabado para que los que nos sucedan, al lado del anatema que lancen contra las doctrinas de un siglo materializado, paguen un merecido tributo a los que llenos de valor velaban por la pureza de la fe y por las glorias de María, que han sido, son y serán las de nuestra patria, por lo que España se llamará siempre el patrimonio de María, la nación privilegiada.
El sentimiento religioso que ha despertado tan feliz suceso, haciéndonos salir de nuestro silencioso quietismo, hará renacer las tradiciones populares y los recuerdos de nuestra historia, en cuyas páginas han estado siempre mezcladas la patria y la religión, para cuyo  glorioso fin es de absoluta necesidad que todos contribuyamos como navarros, dando con nuestra asistencia el realce que merece una obra que cede en honor de María y en bien de este pueblo, valiente porque es fervoroso, fuerte porque es creyente, invencible porque se llama Mariano. Adelante navarros, nada nos detenga a celebrar este acontecimiento que ha de traer sobre este antiguo Reino un cúmulo de bienes; todos podéis coadyuvar con vuestra presencia y el que no pueda que se una en espíritu; sólo se os exige un pequeño sacrificio, el de la comodidad; María no se contenta con saber que tiene muy religiosos devotos sentados en sus poltronas, porque si ha habido tiempos en que esto podía ser bastante, hoy el genio del mal hace sacrificios sobrehumanos para arrancar de cuajo y destruir lo bueno, ¿no sería un crimen mostrarnos indiferentes y no hacer algún sacrificio siquiera por sostener las obras que a costa de desvelos edificaron nuestros antepasados? A Ujué, navarros, el viaje se hace con comodidad, pues tenéis estaciones de ferro-carril en Pitillas, Olite y Tafalla, desde cuyos puntos es cómoda la subida. A Ujué, navarros, que una vez que descanséis sobre la cumbre de la montaña, estoy seguro habéis de exclamar llenos de patriotismo.-Bendita sea la hora en que la Virgen nos visitó en carne mortal, para ser la garantía de los españoles en su pasado, en su presente y en su porvenir.
Pitillas, 29 de abril de 1.886.
Un devoto de María.

Lau-buru. Nº 1.267

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