27 de mayo de 1.911, sábado.
De Pitillas
Exámenes y triduo
No he querido enviar antes la reseña de los exámenes presentados con tanto esplendor por las virtuosísimas Hijas de Jesús en el colegio fundado hace poco más de un año por nuestro amadísimo paisano el Excmo. Sr. Obispo de Vitoria, porque deseaba completar el cuadro comunicando el triduo de ejercicios espirituales dados a las colegialas por el infatigable e ilustrado P. Martínez, S. J. Superior de la residencia de Jesuitas de San Sebastián y a esto es debida mi tardanza.
El Ilmo. Prelado, que, por lo visto se ha propuesto hacer de este, un colegio de primer orden, no satisfecho con haberle procurado un personal competentísimo y selecto que ilustre sólidamente las inteligencias de las colegialas, como hemos tenido ocasión de admirarlo ahora, está sumamente interesado en formar para la virtud el corazón de estas niñas, que han de ser las mujeres de mañana. Y a este efecto afabilísimo, el P. Martínez, requerido por el señor Obispo, abandona sus múltiples ocupaciones y nos visita complaciente, tanto al principiar como al finalizar el curso, para dar los ejercicios a estas candorosas niñas. Y en verdad que las pláticas e instrucciones que dirige deben ser de lo más ameno y dulce a juzgar por lo muy complacidas que asisten y escuchan las niñas, que no saben hablar de otra cosa que de su P. Martínez.
El Corresponsal.
Pitillas, 24 de mayo de 1.911
El Eco de Navarra. Nº 10.406
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