jueves, 1 de diciembre de 2011

DOS MUERTOS POR LA RELIGIÓN Y LA PATRIA

01 de diciembre de 1.936, martes.

                         Anguiozar

In memoriam

Dos muertos de la Religión y de la Patria

De emoción profunda fueron para nosotros los días 26 de octubre y 25 de noviembre, en que tuvo lugar el entierro de nuestros héroes Damián Sola Amillano y Jorge Pascual Navascués: el primero, hijo de nuestros queridos amigos don Segundo y doña Ramona, soldado del Regimiento de América, nº 23, muerto en Anguiozar, en el frente de Guipúzcoa; y el segundo, de nuestros correligionarios don Pedro y doña Encarnación, voluntario requeté, muerto en Toba, frente de Sigüenza.
Los dos cadáveres fueron recibidos por el pueblo entero, precedido por sus dignas Autoridades, a la entrada del pueblo, en el silencio más profundo de la noche y acompañados a sus domicilios, rezando fervorosamente el Santo Rosario.
La conducción de sus restos a la Iglesia y Cementerio fueron de una solemnidad extraordinaria; las autoridades y el pueblo todo diéronse cuenta de la gloria conquistada para Pitillas con la sangre y la vida de estos sus hijos y puso todo su esfuerzo por rendirles digno tributo de piedad y de admiración. Las autoridades presidiendo los actos, las milicias con su formación y ofreciéndoles preciosas coronas, nuestra capilla de música interpretando fideli liremente al oficio gregoriano y Misa de Helar y los maestros asistiendo con sus niños; nuestro querido Párroco al terminar los oficios en el Cementerio, profundamente conmovido, entre las lágrimas de todos, dirigió al público unas palabras, haciéndonos vez, en el primero, cómo por la vida generosamente ofrecida por Damián, Pitillas, que desde los primeros momentos mostró su entusiasmo y generosidad en defensa de la Religión y de la Patria, incluso con la sangre de las heridas de sus hijos, entraba de lleno a participar de la gloria especial que corresponde a la españolísima Navarra, explanando después otras ideas, ante la tumba de un héroe de la Religión y de la Patria, una oración fervorosa, un consuelo a su familia y una lección que aprender. Ante el cadáver de Jorge mostró su satisfacción, por haberle conocido a pesar de que las circunstancias tienen alejados del pueblo a sus queridos jóvenes durante el corto plazo de su permanencia en esta parroquia, y lo propuso como representante de nuestros jóvenes animosos y generosos y, después de dedicar un recuerdo a las gloriosas gestas de nuestros antepasados, caballeros del ideal, tradicionalistas, de las que nuestros jóvenes son continuadores, explanó la idea del gran Veuillot: “no mueren las causas por las que se muere” aplicándola a la inmortalidad de nuestra Patria y terminó con una cálida exhortación a seguir bien unidos y sin vacilaciones hasta la conquista total de nuestra España, imitando el ejemplo de nuestros héroes y mártires.
¡Que la sangre generosa de nuestros mártires haga eficaces nuestras oraciones y nuestros esfuerzos para implantar pronto en España entera el reinado de la justicia, del amor y de la paz, que es el Reinado de Jesucristo!...

                     La Toba
El Corresponsal.

El Pensamiento navarro. Nº 12.095

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