Inauguración del Círculo Carlista de Pitillas
En marcha
A las cinco de la mañana montamos en el tren que sale para la Ribera. Una mañana tibia y grata como las mejores de otoño iba amaneciendo suavemente mostrándonos el camino entre penumbras y en plena belleza cuando salió un rato el sol.
De Pamplona fueron a Pitillas ocho o diez carlistas con el fin de asistir a la inauguración del Círculo.
En Pitillas
Antes de parar el tren, los estampidos de los cohetes saludaban con alegría la llegada de los excursionistas.
En la estación esperaba una música de Peralta y la Junta Directiva del Círculo, en compañía de los señores don José María y don Constantino de Goñi, alma del resurgimiento carlista del pueblo.
La comisión de la Juventud carlista de Pamplona desplegó allí su hermosa bandera, que ostenta la imagen de Santiago, patrón de España, y formándose la comitiva, se emprendió la marcha al pueblo en medio del mayor entusiasmo.
Al llegar a las primeras casas de Pitillas, salían vítores entusiastas de las ventanas, de los balcones, de las puertas, a donde asomaban familias carlistas que saludaban a los viajeros con las aclamaciones tan agradables a nuestros oídos.
Así llegamos al Círculo Carlista.
En el Círculo
Está en la calle principal de Pitillas y establecido en una casa hermosa, ocupando todo el primer piso.
El salón principal es capaz para buen número de personas, y en él se puede desenvolver cómodamente la vida social.
En los cuatro o cinco balcones de fachada lucían hermosas colgaduras con los colores de la bendita patria española. En el balcón central se colocó la bandera de la Juventud Carlista de Pamplona.
En el salón del Círculo están colocados grandes retratos del Papa Pío X y de nuestro finado Carlos VII; y la Junta ha encargado pintar un hermoso retrato de don Jaime III.
Comunión general
Todos los socios del Círculo asistieron por la mañana a la misa de comunión general celebrada en la parroquia, comenzando con tan augusto acto la vida de católicos militantes.
A misa
Los excursionistas llegados a Pitillas, después de desayunar en el Círculo, asistieron a misa. Fue celebrada por nuestro querido amigo, el ilustrado presbítero de Pamplona, don Alejo Eleta, el cuál la aplicó por el finado don José María de Lecea, de inolvidable recuerdo para todos los carlistas navarros y especialmente para nosotros que tanto le quisimos.
La entidad social
El Círculo de Pitillas se compone de 140 socios, número considerable dado el vecindario, y que irá aumentando por varias causas.
El presidente es nuestro querido amigo don Casimiro Esquíroz, acomodado propietario agricultor.
Ahora se va a fundar una Caja Rural dentro del Círculo, consiguiendo con ello un elemento de atracción, y además que los carlistas pobres no deban favor a quienes no comulgan en nuestros ideales.
Otra base importante de vida para el Círculo la ha creado, con un rasgo de generosidad, la bella y aristocrática señorita Carmen de Goñi, heredera de esta ilustre casa de Pitillas, que ha cedido, sin renta, al Círculo, el usufructo de un campo de 40 robadas de tierra.
Los socios del Círculo cultivarán esa finca y su producto pasará al fondo social.
Visitas
Los excursionistas visitaron el hermoso palacio del Obispo de Vitoria, Ilustrísimo señor Cadena y Eleta, haciendo los honores de la casa, la distinguida señora doña Margarita, viuda de Remacha, hermana del Prelado, y su hijo don Ángel Remacha.
El edificio es un palacio en toda la extensión de la palabra.
Después fueron todos a la casa del señor de Goñi, donde cumplimentaron a las bellas señoritas Carmen y María y fueron obsequiados con pastas y vinos finos elaborados en la casa hace 35 años.
El banquete en el Círculo
A la una de la tarde comenzó en el Círculo el banquete, con asistencia de sesenta y tantos comensales en el salón principal, aparte de los que comieron en otros locales de la casa.
En la mesa de la presidencia sentáronse, en el cento el jefe carlista de la Merindad, don Cristín Lerga, y a sus lados los señores Errea, Echave-Sustaeta, el presidente del Círculo don Casimiro Esquíroz, y el presidente de la Juventud Carlista de Pamplona, don José Martínez Morea.
Asistieron también el ilustrado coadjutor de la parroquia don Joaquín Agorreta, entusiasta propagandista de nuestra causa, y los señores don José Cadena, párroco de Funes, don Alejo Eleta, de Pamplona, y don Manuel Armendáriz, capellán de Beire.
De la Juventud de Pamplona asistieron don Ángel Díaz de Cerio, don Julio Arrieta, don Juan Artieda, don Rufino Martinicorena, don Pablo Goñi, don Mario Aquerreta y don Blas Inza.
En representación de Gallipienzo don Cirilo Lerga, veterano oficial de caballería; don Amós Iribas, por los carlistas de Tafalla; don Leocadio Pérez, por los de Peralta; cinco veteranos representando a los d Berbinzana, y otras comisiones cuyos nombres no recordamos.
La comida fue, como de la Ribera de Navarra, excelente.
Dos sopas, cocido bien montado, solomillos de ternera, perdices, pollos y cordero.-- Pasteles, frutas riquísimas, quesos.-- Vinos del país y sidra achampanada de Asturias.-- Café, licores y habanos de Henry Clay.
Terminado el banquete, bajaron los comensales al salón de actos.
El jefe carlista don Cristín Lerga leyó el oficio en que el presidente de la Junta Regional, don Francisco Martínez, autorizaba la apertura del Círculo, y éste fue declarado abierto oficialmente, en medio del entusiasmo, vivas y cohetes que se disparaban desde los balcones.
Después, la rondalla tocó bonita música y una colección de jotas que fueron cantadas por el incomparable Chueca, entre grandes aplausos.
El mitin
A las cuatro, la muchedumbre acudió a la magnífica huerta de los señores de Goñi, que es una gran finca cerrada con gran portalada, donde campea el escudo nobiliario de sus dueños.
La huerta es de una superficie de 30 robadas, con parcelas destinadas a arboleda, a cereales, a hortalizas, a viñedo, etc.
En sitio a propósito, al lado de un macizo de árboles altísimos, se había levantado una amplia tribuna, con sitiales para la presidencia y los oradores, todo adornado de los colores nacionales.
En la tribuna se colocó la bandera de la Juventud Carlista de Pamplona, formando un artístico conjunto.
A las cuatro y cuarto, el Jefe de la Merindad, don Cristín Lerga, anunció que comenzaba el mitin.
Don Constantino de Goñi leyó una entusiasta carta salutación del jefe carlista de Navarra, don Francisco Martínez, que no pudo asistir al acto.
Y enseguida le concedió la palabra a
Don José María de Goñi
Habló el distinguido hijo de Pitillas, e ilustrado abogado, don José María de Goñi y Pérez de Rada.
Su discurso fue una revelación de sus cualidades oratorias. Es correcto en el decir, y de palabra entusiasta.
Empezó tributando un recuerdo de cariño a la memoria de su finado padre, y de su tío don José María de Lecea, que tanto deseo tenían de ver constituido el Círculo y murieron antes de satisfacerlo.
Aludió a los obstáculos que han vencido los carlistas de Pitillas para constituir el Círculo, y expuso brillantemente la vida que deben llevar estas asociaciones para cumplir su misión.
"Nuestros elementos -decía- son los hombres del trabajo, los que durante el día bajan sus brazos a la tierra para arrancarle sus frutos, y al principiar la noche elevan sus fatigadas y callosas manos al cielo para bendecir la providencia de Dios en quien colocan su esperanza; nuestro Círculo es eminentemente democrático, en él campea la honrosa blusa del trabajador, cuya vida de sacrificio indecible no es bastante para llenar las necesidades de su familia; y sin embargo, por encima de todas esas grandes dificultades, por encima de esos insuperables obstáculos, los entusiastas jaimistas de Pitillas, reúnen sus energías y esfuerzos, y confiados en la bondad de la causa que defienden, logran salvarlos y forman un Círculo, para decir a Navarra entera, para decir a la España carlista, que en los momentos de lucha que se avecinan, nosotros no podíamos faltar, que aquí estamos aparapetados en nuestro Círculo, esperando las órdenes de nuestros Jefes para luchar en la medida de nuestras fuerzas contra los enemigos de la Iglesia de España y de la legitimidad" (Aplausos)
Se extendió en esbozar el programa carlista, pronunciando párrafos elocuentísimos, y terminó con este otro que arrancó vítores y aclamaciones:
"Días llegarán -decía- y no están lejanos en que serán necesarias las energías que acumulemos en nuestros pechos a la sombra de nuestros Círculos jaimistas: pero esos días, aunque sombríos, serán para nosostros días de gloria. Cada vez se destaca con más claridad, sobre el horizonte negro de nuestra patria, la luminosa estela que señala la aurora de nuestro triunfo definitivo: por eso, ante los grandes obstáculos, somos los únicos que no nos desanimamos los carlistas: nuestro grito es "arriba los corazones": en nuestro lema no hay lugar para el miedo como nos lo ha dicho en su áureo manifiesto don Jaime: y cuando todos los partidos políticos hayan fracasado, deshechos unos por sus concupiscencias, impotentes los otros para contener la revolución que torpemente amamantaron; cuando se cierre completamente nuestro cielo de negros nubarrones y por ninguna parte asome un rayo de luz y España, agotada su vitalidad, parezca un inmenso cuerpo próximo a expirar entre las convulsiones horribles de su agonía, entonces, por el Pirineo avanzará majestuosa la gallarda figura del libertador, del cruzado moderno, de aspecto de hierro y mirada de majestad y le reanimará con su grito de victoria: "Levántate España, ha llegado la hora de tu redención" (Aplausos y felicitación al orador, que estuvo muy bien).
Pablo Goñi
Es un honrado y modesto obrero de la Juventud Carlista de Pamplona, que habla bien.
Saludó a los trabajadores y expuso las maquinaciones que suelen emplear los partidos anticlericales para apoderarse de la masa obrera.
Afirmó que sólo en las orientaciones católicas tiene solución el problema social.
Recomendó la unión entre todos los socios del Círculo, diciendo que si alguna vez surgieran diferencias de apreciación, deben someterse a los jefes, para que éstos procuren armonizarlas, pero siempre dispuestos a acatar lo que se mande, pues es mal soldado el que guiándose de su opinión particular desoye la voz de mando de nuestras autoridades.
Recomendó a los padres de familia la educación de sus hijos, para evitar lo que ocurre en muchos casos, que de padres católicos salen hijos ateos por falta de aquéllos.
Dijo que los Círculos deben ser también entidades de auxilio mutuo y alabó a La Conciliación, de Pamplona, porque evita las luchas del capital y el trabajo, resolviendo los conflictos armónicamente.
(Al terminar, fue aplaudidísimo por la concurrencia)
Orador popular
Habló el conocido y popular orador Gonzalo Garasa, que es un prodigio de memoria, pues sabe letra por letra varios discursos de Mella y los recita con entonación y entusiamo tal, que parecen naturalmente improvisados por su propio esfuerzo intelectual.
Expuso las aspiraciones de la Causa carlista, evocando ejemplos de heroismo en nuestra historia, repitiendo los cánticos sublimes de Mella a la lealtad de nuestros mártires carlistas.
Alabó el valor y abnegación de General Lerga, la consecuencia heróica de Manuelín, jefe carlista de la primera guerra, natural de Pitillas, y ensalzó al sobrino de éste, el señor Lucus, acomodado propietario, que sirvió en el arma de caballería en la pasada campaña, e hizo mención especial de cinco veteranos de Berbinzana presentes en el acto.
Como el orador está en condiciones de recitar discursos de Mella por todo el tiempo que quiera, termina pronto, en vista de los síntomas de próxima lluvia.
(El orador es muy aplaudido)
El señor Echave-Sustaeta
Saludó en nombre de la redacción de El Pensamiento Navarro.
Dijo que ya no es necesario pronunciar discursos ni escribir libros para probar que las consecuencias del régimen liberal son funestas, porque los hechos constituyen la mejor proclama.
Alude a la semana roja de Barcelona y a los proyectos anticlericales del Gobierno.
Afirma que para contener la obra de éste se hacen precisas formidables campañas de agitación popular, para demostrar que el pueblo disiente en absoluto de las orientaciones políticas del Gobierno actual.
Dijo que una de las causas de que muchos católicos no vengan al carlismo, es la falsa creencia de que nosotros deseamos la guerra civil porque sí, como si fuera esencial en el desarrollo de nuestra política.
Dijo, que en principio, el carlismo odia la guerra civil, porque con ella se producen males grandísimos; pero que considerada como remedio heroico no sólo no la temen los carlistas sino que la consideran como la última razón de los pueblos para defenderse de la tiranía y de la impiedad.
Afirmó que si las manifestaciones de protesta que los católicos preparan en toda España para el 2 de octubre no tuviesen a retaguardia la posibilidad de otras acciones más enérgicas aún, Canalejas no cedería, pues a éste únicamente se le puede obligar a ceder demostrándole que si continúa por el camino emprendido peligra la paz pública y los altísimos intereses que se ve obligado a defender por su cargo de Jefe de un Gobierno dinástico.
(En este momento cayeron las primeras gotas de lluvia y el orador terminó lamentando no poder explayar sus pensamientos, porque aún habían de hablar dos señores más y la borrasca estaba en el ambiente atmosférico)
Don Ulpiano Errea
Saludó en nombre del Círculo de Pamplona y de los veteranos de la última campaña.
Recordó que había estado en cuarenta acciones de guerra, y dijo que su mayor gloria sería morir en el campo de batalla defendiendo a la Iglesia y a la Patria.
(Aplausos).
Comienza a exponer el programa carlista y a refutar las doctrinas de otros partidos, comenzando por las del partido conservador.
(La lluvia hace ya imposible la estancia en el mitin y el orador termina dando vivas a don Jaime que son contestados con gran entusiasmo.)
Don José María Martínez Morea, Presidente de la Juventud de Pamplona, dijo dos palabras de salutación y el Jefe de la Merindad don Cristín Lerga, dio por terminado el mitin.
Despedida
Del mitin a la estación del ferrocarril, acompañados de mucha gente, y montando a las seisy media regresamos a Pamplona a las nueve de la noche, después de pasar un día agradable en medio del mayor entusiasmo carlista.
¡Bien por los valientes carlistas de Pitillas!
El Pensamiento Navarro. Nº 3.674
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